Los trajes de flamenca, el albero de las calles o los coches de caballos son elementos significativos de la Feria de Abril. Sin embargo, en esa lista habría que incluir también a las conocidas casetas de feria, que se convierten en los escenarios donde sevillanos y visitantes disfrutan de buena música, de una exquisita gastronomía y de la compañía de sus familiares y amigos.
Unos lugares estos que tienen su origen en el año 1849. Y es que fue en aquel entonces cuando el ayuntamiento decidió poner en pie una especia de tienda de campaña para desde allí poder controlar la seguridad del recinto. El resultado de esa actuación es que circuló de boca en boca por todo el ferial el buen ambiente y la diversión que se originaba dentro del recinto.
Por eso, a partir de ahí, concretamente al año siguiente, se pusieron en pie las primeras casetas, unas de ventas de turrones o buñuelos y otras donde los hombres y las mujeres, ataviadas con sus vestidos de flamenca, disfrutaron de la fiesta.