Las obras pictóricas siempre son un punto de referencia importante para la moda. El arte atrae más arte. Y concretamente, la moda flamenca encuentra su inspiración en el el costumbrismo. Un género pictórico que se desarrolló durante el siglo XIX y parte del XX y que reflejaba el carácter propio y diferente de la cultura andaluza.
Volantes, encajes, mantoncillos y flecos han definido siempre a los trajes de gitana, además de las suntuosas formas y escotes. Y estos elementos son los que podemos encontrar en las pinturas de Gonzalo Bilbao, José García Ramos, José Villegas, Joaquín Sorolla o Julio Romero de Torres que marcaban el tópico de la mujer andaluza y sevillana.
En esta obra de José Villegas, titulada Baile flamenco, es un claro ejemplo de inspiración para los trajes que combinan el blanco con algunos elementos coloridos.
En estas escenas aparecen trajes de flamenca coloridos, con estampados de flores o lunares. También tienen su lugar los complementos, que a día de hoy no pueden faltar para pasar el día en el Real o para hacer el camino hacia El Rocío: abanicos, pendientes, peinetas y flores, a parte de una amplia sonrisa y una mirada cautivadora.
Otra peculiaridad del traje flamenca que también se refleja en las ilustraciones costumbristas es el peinado: lo tradicional es acompañarlo con el pelo recogido en un moño, aunque las mujeres de la época se dejaban un llamativo caracolillo por la frente.
Las pinturas del costumbrismo siguen siendo la inspiración para la moda flamenca, sin embargo, el ideario de belleza andaluza de aquella época y los trajes de flamenca se ha ido adaptando a los tiempos. Pues como ya sabemos, el traje de gitana es el único vestido regionalista que ha ido cambiando con las modas. De hecho, en la actualidad existen diferentes diseños de trajes de flamenca, tanto para mujeres como para niñas, con diversos colores, estampados, con mangas cortas o largas, o incluso con la falda sólo hasta la rodilla.